domingo, 1 de julio de 2012

Los Charis y el Niño de Puerto Rico

Eran las fiestas de un barrio de mi ciudad.  Era sobre la una de la madrugada, habían acabado los fuegos y la marea humana era impresionante.  Sólo podías meterte en el medio y dejar que las masas te llevasen, ir en dirección contraria era imposible.  Así que, sin poder hacer otra cosa, me dejé llevar por el mogollón.  Y, de esta manera recorrí toda la fiesta.  Había los típicos bares de churrasco y sardinas asadas, tómbolas, tenderetes en los que vendían todo tipo de cachivachadas y bisutería barata, los escenarios de dos macro-orquestas en el torreiro (nunca supe como se dice en castellano), una de ellas actuando, y con una pantalla de video gigante al lado en la que reproducían anuncios de los patrocinadores, las últimas e impensables atracciones para los niños (compitiendo cada una de ellas por hacer más ruido con su música que la de al lado) y, todo ello rodeado de edificios por todos los lados.  Hacia el final, había otro palco que estaba vacío y, justo enfrente un bareto cutre alrededor del que se reunía mucha chavalada con cervezas en vasos de plástico.  Y allí, me llamo la atención que, sobre la hierva del jardín, había un personal debajo de una sombrilla con su equipo de música afinando guitarras con gente haciendo corro alrededor de ellos.  Pensé que eran espontáneos.  Seguí mi camino ojeando el resto de los puestos de cachivaches pero, al llegar al final decidí volver para ver que pasaba con aquellos chicos que afinaban con tanto tesón sus guitarras.  Cuando llegué, estaban empezando.  Había un hombre joven pequeño de barbas, que echaba la barriga para fuera, con cara de simpático y sonriente pegado al microfano: era el Niño de Puerto Rico.  Y le acompañaban tres o cuatro guitarras, no sabría decir cuantas porque en el sitio que me hice en el corro no podía ver muy bien, por lo menos una eléctrica y un cajón; sonaba aflamencado.  Y ya me quedé pegada allí sin poder moverme, me pareció maravilloso.  No sabría decir cuales eran las canciones, sólo recuerdo esa canción de moda que tiene tanto contenido que, por lo que veo, no sólo se corea en los partidos de futbol y cuya letra es ... lololololololó lolololololoooo. En algún momento me llegó el típico olor de maría de la buena, pero cuando ví para atrás para ver de dónde venía aquel perfume, los chavalitos miraron para otro lado, supongo que temían que la vieja aquella que estaba en el mogollón les reprendiese, pero nada más lejos de mi intención, todo lo contrario, me giré para ver si así podía pillar mejor aquel aroma divino.  Oí como comentaban que estaba previsto que actuasen en el palco pero que, el día anterior habían protestado los vecinos por el ruido y les habían prohibido el uso.  Y yo, no entendí nada, salvo que en aquellos edificios viviese un "ministro anti-música de la buena", porque el resto de las torres del barrio estaban rodeadas de los ruidos de la fiesta y no habían suspendido las actuaciones de las orquestas porque montasen mucho barullo. Supongo que, una vez más es cuestión de pasta, si la contratación de los Charis hubiese costado lo mismo que la de la Orquesta Panorama, al que hubiese protestado se le hubiese mandado al carajo.  Pienso que es de todo punto inadminsible que se censure  (porque al fin y al cabo no es más que una censura dictatorial) estas actuaciones de grupos pequeños y desoconocidos, porque la música es cultura y es algo vivo, ¿de qué iba a surgir si no toda la música de la movida de los 80? Gracias Charis y gracias Niño de Puerto Rico, ¡sois geniales! Y me hicisteis pasar un rato muy ... divertido, agradable ...





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